jueves, 24 de febrero de 2011

EL Oro Blanco del Siglo XXI


Por: Francisco Bonilla

Cuando se habla de conflictos potenciales por el agua en los años porvenir; ¿Qué significa esto? ¿Cuál es el verdadero génesis de estos conflictos en un planeta donde la mayoría de su superficie está cubierta por agua?

En el vaivén de la vida, los ciudadanos urbanos estamos tan acostumbrados a abrir la llave del lavabo y recibir agua fluyendo, que; salvo contadas ocasiones, reflexionamos sobre el esfuerzo técnico y humano que implicó poder poner el fluido vital en nuestro grifo. Expresado lo anterior tratemos de tomar un poco de conciencia del privilegio que gozamos al abrir una llave y obtener agua. ¿Qué suma de esfuerzos son requeridos para mantener vigente dicho privilegio?

Lo primero que debemos tomar en cuenta es que aunque el agua es el recurso mas abundante del planeta, al ser el disolvente universal (arrastra consigo toda clase de sólidos) no todo el volumen existente puede ser utilizado para el uso y consumo humano, por ejemplo el agua del mar tiene demasiadas sales o el agua de los drenajes tiene demasiados contaminantes; aproximadamente solo el 2% del volumen total de agua es utilizable en su estado natural. Lo segundo que debemos tomar en cuenta es que el agua utilizable no siempre está donde se necesita, ni siempre está en su estado natural lista para ser utilizada por lo que, tanto hay acondicionarla como transportarla donde es requerido; un ejemplo práctico al respecto puede ser la las Vegas, Nevada, una ciudad altamente demandante de agua localizada en medio del desierto, cuya fuente principal de abastecimiento es la presa Hoover, a decenas de kilómetros de distancia. Un segundo ejemplo es nuestra cuidad capital, la cual requiere importar de cuencas externas (el sistema Cutzamala Lerma Santiago) el 30% del Agua que requieren sus habitantes. Al agua de mar es necesario someterla a procesos de desalinización para poderla utilizar, y el agua del subsuelo, entre mas profunda se extrae; necesita ser sometida a procesos físico químicos, para eliminar su contenido excesivo de sales y elementos químicos nocivos para la salud tales como el cromo o el arsénico los cuales existen de manera natural en estratos profundos del subsuelo. La ausencia de masa forestal aumenta este problema debido a que tanto disminuye la infiltración al subsuelo como aumenta la concentración de sales al no existir árboles que las integren a su metabolismo.  Por último, el agua residual no es sino agua a la que se le adicionaron agentes contaminantes físicos, químicos o biológicos, mediante procesos de transformación adecuados puede convertirse en agua de segundo uso para actividades de riego y reuso sanitario.

¿Qué requerimos entonces para no perder el privilegio de tener agua potable al abrir la llave o agua tratada en el excusado para limpiar nuestros desechos? La respuesta es muy simple: Contribuir a su conservación, como al pago del costo real que implica tenerla disponible ya que:

En el siglo XXI, una de las fuentes de poder asociada a la supervivencia, radicará en aquellos que sean capaces de transformar el agua de una presentación disponible y abundante (salada, salobre o residual) a una presentación utilizable (potable o tratada).

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